
Estas son las hormonas culpables de que quieras sexo
Cuando entramos en la adolescencia es frecuente escuchar a nuestros padres repetir una frase muy común a modo de advertencia: ‘Cuidado con las hormonas‘. Y claro, dicho “consejo” toma relevancia si tomamos en cuenta que es en esta etapa de la vida, conocida como ‘pubertad‘, cuando las hormonas comienzan a surtir mayores efectos. Justamente allí se lleva a cabo la transición de la niñez a la adultez. En los varones comienza a engrosarse la voz y crece el tamaño del pene, mientras que en las hembras comienza a salir busto, se ensanchan las caderas y llega la primera menstruación.
Pero otro de los aspectos característicos de la adolescencia y la pubertad es el creciente deseo sexual que sienten las personas. Y si, allí las hormonas también tienen relevancia y protagonismo. Específicamente porque son ellas quienes regulan el deseo y la motivación sexual de los individuos. Si eres varón ¿te pasó alguna vez que sufrías erecciones constantemente sin razón aparente?. O en el caso de las niñas ¿te sucedió que de un momento a otro se te prendió la curiosidad de explorar tu vagina por primera vez? Todo ello se deriva de las hormonas.
Pero… ¿cuáles son estas hormonas ‘culpables’ de que queramos sexo?
Si nos remontamos hasta la educación primaria o secundaria, es probable que recordemos que allí nos hablaron de estrógeno, testosterona y progesterona, tres hormonas fundamentales en lo que a reproducción humana se refiere. Sin embargo, también es probable que nos hayan pasado por alto el rol que cumplen en cuanto al deseo y la atracción sexual de las personas. Y la verdad es que estas sustancias del organismo son responsables directas de la excitación, la llegada al orgasmo, aumentar el deseo sexual o disminuirlo por completo.
Así como lo estás leyendo, sin más ni menos y sin dar rodeos al asunto. Parece increíble pero es cierto todo lo que contemplan en su interior estas tres hormonas. Ahora que las hemos mencionado, damos paso a la explicación breve de cada una para que tengas una idea más clara de su papel dentro de las relaciones sexuales entre individuos.

Testosterona, la hormona responsable del deseo sexual en hombres y mujeres
Durante años se ha establecido un falso argumento de que la testosterona está presente únicamente en los hombres. Si bien son los varones quienes registran mayores niveles de producción de esta hormona, las mujeres también la poseen en su organismo. Y para albergar un mayor parecido de dicha hormona entre ambos sexos, es la encargada de regular el deseo sexual en hombres y mujeres.
Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo clínico argentino especializado en el área, afirma que la testosterona es la mayor responsable de que las personas sientan o dejen de sentir atracción sexual por otras. En los hombres se encarga de producir esperma, los caracteres sexuales externos y la respuesta sexual al contacto físico con otra persona. Además, se encarga de aumentar el deseo, las erecciones y las eyaculaciones. Mientras que en la mujer se constatan los niveles de testosterona haciendo un análisis por el deseo sexual y la sensibilidad que tienen en los días previos al periodo de ovulación.
¿Es contraproducente la testosterona?
Contraproducente no es la palabra adecuada para describirle, aunque si tiene un efecto negativo que se incrementa con el paso de los años. Cuando las personas avanzan de edad, la líbido baja y con ella el deseo sexual en ambos sexos. Así es como se llega a la disminución del vello púbico, el desgano a mantener relaciones sexuales o la imposibilidad casi absoluta de poder llegar al orgasmo. El estímulo sexual se ve totalmente silenciado en las zonas erógenas.

Estrógenos, otra de las hormonas responsables de nuestro deseo sexual
A diferencia de la testosterona, esta se encuentra única y exclusivamente en el organismo de las mujeres. Son las responsables inmediatas de los caracteres femeninos externos como el crecimiento de los senos y el desarrollo de los órganos sexuales femeninos. Los estrógenos registran un aumento considerable durante la primera fase del ciclo menstrual, y algunas expertos afirman que estimulan el deseo sexual de las mujeres y fomenta sus habilidades para el encuentro erótico.
La psicóloga y sexóloga argentina Celia Laniado explica que los estrógenos favorecen considerablemente la lubricación y la dilatación de la vagina, aspectos sumamente importantes para que la penetración no sea dolorosa, además de impulsar la circulación sanguínea hacia el clítoris y sobre el mismo. Es decir, es una hormona clave para que las mujeres alcancen el orgasmo.

¿Y la progesterona?
Hay quienes consideran a la progesterona la “mala” de la historia, puesto que al entrar en escena durante la segunda fase del ciclo menstrual, alberga “efectos secundarios adversos”, tales como una mayor alterabilidad del estado de ánimo. Ayuda a preparar al cuerpo para un posible embarazo, retiene líquidos corporales y aumenta el endometrio. También es fundamental para incrementar el crecimiento de las mamas durante los días que dure la menstruación.
Si estos síntomas te resultan familiares, es debido a que la progesterona está vinculada de lleno con el famoso y molesto “síndrome premenstrual”. Cientos de millones de mujeres alrededor de todo el mundo han sido víctimas de síndrome premenstrual en días previos a la regla. Es allí cuando sufren ese conjunto de molestias típicas que anuncian el inminente sangrado vaginal. Además, durante el embarazo la progesterona es la responsable de los sentimientos maternales. También de la baja líbido sexual, aunque muchas embarazadas han manifestado sentir mayor deseo sexual.

Hasta aquí la explicación de las hormonas que regulan, controlan e impulsan el deseo sexual de las personas. En resumen: la testosterona es responsable del deseo sexual en los hombres mientras que en la mujer favorece y aumenta la ovulación. Los estrógenos aumentan en la primera fase del ciclo menstrual y favorece la lubricación y la circulación sanguínea en la vagina. Y finalmente, la progesterona es la encargada de cerrar el ciclo menstrual, alterar el estado de ánimo de las mujeres y disminuir el deseo sexual.